“Marshmallow experiment” de la Universidad de Stanford

¡Ya tenía yo ganas de hablar de este experimento! Este experimento, realizado en la Universidad de Stanford en el año 1972 ha supuesto uno de los mayores éxitos en técnicas de experimentación conductiva.

El experimento consiste en crear un habitáculo compuesto de una mesa y una silla, es importante que no haya distracciones. En la silla se sienta el sujeto de estudio, en este caso son niños pequeños, y sobre la mesa se pone un “marshmallow” (lo que habitualmente llamamos jamones, nubes de gominola, etc.), la clave está en preguntar previamente al niño cual es su gominola preferida y ofrecerla. El adulto encargado del estudio le explica al niño que tiene que marcharse, y que es libre de comerse la gominola si lo desea, pero que si espera sin comersela hasta que él vuelva, tendrá otra más de premio, y podrá comerse las dos.

El experimento busca estudiar la gratificación diferida y su relación con las capacidades del sujeto de estudio.

No os perdáis el video (no pertenece al experimento original), no tiene desperdicio ver las caras de los niños soportando la presión.

Tras pasar el tiempo vuelve el adulto y si el niño ha conseguido aguantar, se le da su premio.

La “gratificación diferida” hace referencia a la capacidad de una persona para tener autocontrol y esperar para una recompensa mayor. Esta característica del ser humano ha sido identificada por David Goleman (autor del archiconocido libro sobre inteligencia emocional) como una de las capacidades clave y los expertos dicen que es exclusiva del ser humano, ya que los animales sólo se mueven por impulsos fisiológicos (aunque yo les retaría a conocer a Nela, una perrita muy lista).

Los resultados, considerados unos de los mayores éxitos en investigación, no pudieron ser más esclarecedores: aproximadamente la tercera parte de los niños participantes en el estudio aguantaron hasta obtener la segunda gominola; y gran parte de esos niños que mostraron un autcontrol mayor resultaron ser más exitosos en su carrera académica ¡10 años después! y todavía años después incluso obtuvieron mejores puntuaciones en el SAT (una especie de selectividad en Estados Unidos).

Y vosotros, ¿cuántos os habríais comido la gominola nada más empezar?

Publicado por

rgondie

Admin del sitio

3 comentarios sobre ““Marshmallow experiment” de la Universidad de Stanford”

  1. ¿No me digais que no hubieramos querido todos que nos hubieran hecho ese experimento de pequeños? Seria genial vernos sudando tinta ante un jamon!

    Yo siempre he sido de la opinion de que aunque los genes pongan una base, la educacion es el cimiento de toda personalidad. Me hubiera gustado en ese sentido que se hubiera estudiado a los padres de cada niño, en ese momento y ahora.

    No me sorprenderia descubrir detras del devorador/a de jamones unos padres sin limitaciones ni reglas, con el inmediato YA para conseguir todo, y detras de los adorables santos Job de las gominolas padres educados en el respeto, constancia y trabajo para conseguir las cosas.

    Pero como se dice no siempre de tal palo sale tal astilla, en cualquier caso hubiera sido interesante.

  2. Pingback: ¿Es la clase alta menos ética? » Blog corporativo de i+e Investigaciones y Estudios

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